Hasta aquí, entonces, la estación otoñal. Nuestros labradores han guardado sus mayores riquezas en desvanes y artesas: trigo, maíz, hortalizas, castañas, nueces, carne de cerdo… y están preparados para afrontar el mal tiempo y el frío del invierno. Los días van acortando y las noches alargando; sin darnos cuenta llegará de nuevo el solsticio de invierno y, con él, la Navidad.

Iniciamos nuestra andadura con las fiestas navideñas; después vinieron la festividad de Santa Águeda, el Carnaval, las romerías, la recogida de la cosecha… Hemos completado el ciclo anual de las estaciones, pero, por fortuna, comenzará de nuevo y se repetirá año tras año tal y como ha ocurrido hasta ahora.