1.
Hijo soy de Bardabio,
hijo sin fortuna.
De Aranaz traje
esposa y dote:
mejor le fuera no haber visto
la puerta de Bardabio.

2.
No pienso en mí mismo,
pues no estoy solo:
ahí dejo por criar
tres hijos y dos hijas.
El señor escuche
el llanto de su madre.

3.
Hay en Goizueta un hombre
apodado Trabuko.
Nunca le faltarán
bellas palabras y corazón falso.
Jamás podré olvidar
la delación que me hizo.

4.
Si recordaras lo que antaño
hiciste en Elama,
si hubiera tenido un buen discípulo
ese difunto en Lesaka,
tú deberías estar
en el aprieto en que yo me hallo.

5.
Al señor escribano de Goizueta
—Muchas gracias, con perdón.
¡Has preparado un bonito informe
para llevar a Pamplona!
Ya las pagarás, en esta vida
o en la otra.

6.
Abundan los piojos,
las pulgas y los ratones.
¡Quién iba a pensar que me
había de ocurrir tal cosa!
Dios del cielo, amparadme,
de aquí no puedo escapar.