Antiguamente los jóvenes no gozaban de muchas oportunidades para reunirse con compañeros del sexo contrario. Entre semana, las muchachas no solían alejarse de la casa o sus cercanías si no era para ir a misa. Además el trabajo de cada día era duro, y ni unos ni otros tenían tiempo que perder.

Los únicos momentos en los que se podían juntar era después de misa, en el baile de los domingos, en el paseo que se solía dar en época de cuaresma y durante los trabajos vecinales (la trilla del trigo, la elaboración del lino, el deshoje del maíz, etc.). Con este pretexto, al término del trabajo solían celebrar una romería.

Antaño la práctica de quitar la perfolla al maíz, artazuriketa, era una ocupación habitual en la mayoría de las casas. Dependiendo del tamaño del montón de maíz se reunían más o menos vecinos, llegándose alguna vez a congregar hasta cuarenta personas, tanto jóvenes como mayores, en perfecta armonía.

Esta tarea se solía realizar al anochecer, una vez terminadas las labores del hogar. Para amenizar el trabajo, el ambiente se iba animando por momentos y los jóvenes comenzaban a cantar e improvisar versos. Las canciones, conocidas en Nafarroa como arrosnabarrak, eran alegres y festivas, y solían tratar de las relaciones entre jóvenes. Si bien algunas veces las parejas a las que se hacía mención eran reales, otras mezclaban realidad y ficción para crear parejas cómicas: muchachas elegantes y ancianos o personas con defectos físicos…

Para componer sus canciones solían tomar como modelo los versos iniciales de canciones antiguas conocidas cambiando los nombres de las personas y las casas. A continuación se expone un ejemplo.