La antigua tradición nos muestra distintos aspectos de la figura del Olentzero.
Este tema ha generado abundantes composiciones literarias entre nosotros (son imprescindibles para quienes quieran conocer mejor esta celebración y al propio personaje las obras de investigación de los profesores don Jose Miguel de Barandiarán y Jose Mª Satrustegi). En principio el Olentzero es una festividad proveniente del solsticio, a pesar de que luego ha pasado a convertirse en mensajero del nacimiento de Jesús. También simboliza la festividad en general de todo el periodo comprendido por la Navidad. Por otro lado, es además también representación de ciertos ritos (el leño navideño, etc.).
En base a los testimonios preservados, los usos y costumbres más arraigados respecto del Olentzero se concentran en el territorio noroccidental de Navarra, fundamentalmente en la vega del río Bidasoa.
Hace tiempo ya que se propagó la costumbre de que los niños del pueblo llevasen consigo un muñeco con aspecto de carbonero. Los chorizos, capones, vino y demás motivos que en la actualidad aparecen en las canciones del Olentzero, lo hacen también como atrezo del mismo disfraz del personaje.
Tal y como Julio Caro Baroja atestiguó, los muchachos del pueblo colocaban frente a la imagen del muñeco una torta y sobre ella una sardina vieja, en recuerdo de la vigilia exigida por la Iglesia el día de Navidad.
Otras descripciones de esta tradición recogen que era un joven de carne y hueso quien representaba al Olentzero. Éste portaba un candil en la mano.
Junto a la representación del muñeco o del muchacho que lo encarna, subsiste en la actualidad aquella costumbre en que las chavalas o los chiquillos, en lugar del Olentzero cargan sobre sí en andas el portal de Belén. Los niños y jóvenes entonan las canciones propias de ese día y de la Navidad en general, mientras transportan el belén.
Olentzero
Lesaka (Nafarroa)
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