Ferrerías

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Agorregi KurtxioEn noviembre, cuando el caudal de los ríos crecía, comenzaba también otro trabajo tan duro como importante, el de las ferrerías. Estas fueron las primeras fábricas dedicadas a fundir el mineral para la obtención de hierro y equivalían a los modernos hornos de fundición. Surgieron en el siglo XIV y su decadencia se inició a finales del XIX. El último domingo de octubre, el dueño de la ferrería invitaba a los vecinos del pueblo a una buena comida y a medianoche la ferrería se ponía en marcha. El trabajo no se detendría hasta la medianoche del sábado siguiente. Las ferrerías funcionaban desde noviembre hasta mayo ininterrumpídamente.

Eran lugares oscuros, calurosos y ruidosos. El trabajo que allí se hacía era extremadamente duro. Los trabajadores terminaban completamente ennegrecidos; solo vestían un gorro y una prenda blanca de lino. Apenas dormían, ya que trabajaban sin descanso tanto de día como de noche. Lo poco que dormían, lo hacían allí mismo, sobre un colchón sucio relleno de perfolla de maíz.

Los trabajadores eran cuatro: dos fundidores, un ferrón y un preparador. Este último tenía como tarea triturar el mineral con un mazo hasta obtener pedazos del tamaño de una nuez para luego introducirlos en la fragua. Los fundidores se ocupaban de encender la fragua y cargarla de carbón y mineral de hierro. Con el calor y el trabajo de los fundidores la materia prima se transformaba en hierro. Se obtenía una especie de bola de hierro. Esta bola se sacaba de la fragua, se tiraba al suelo y se colocaba debajo del martinete. El ferrón abría el paso del agua para poner en marcha el gran martillo y su cabeza, y movía la masa a un lado y otro hasta convertirla en una barra de hierro. ¡El mazo golpeaba más de cien veces por minuto! El proceso, desde que se cargaba la fragua hasta que se obtenía la barra de hierro, duraba alrededor de cinco o seis horas.

Ferrones MinteguiLas fundiciones consumían grandes cantidades de carbón; de hecho, cada vez que se cargaba la fragua se necesitaban 500 kilos de carbón y otros tantos de mineral de hierro. Es por ello comprensible la importancia de la producción de carbón. En el siglo XIX, y debido al auge de los talleres de fundición, la elaboración del carbón se desarrolló de forma considerable, hasta que ambas actividades desaparecieron en la década de los sesenta del siglo XX.