Oi Bethleem!

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leihoa LekunberriLa mayoría de canciones que consideramos navideñas, provienen del ámbito eclesiástico, tanto en Euskal Herria como en las tradiciones de los pueblos de nuestro entorno, y posteriormente han sido incorporadas a los repertorios de coros u orfeones. A pesar de que no se correspondan con modelos definidos por la tradición popular, es innegable la función primordial que desempeñan en estas celebraciones. Sirvan como ejemplo de canciones de este tipo, las dos melodías que presentamos a continuación, esta primera y la siguiente; ambas son muy conocidas en las tres provincias de Iparralde.

Aquellos que han analizado Oi Bethleem! Concienzudamente, han llegado a la conclusión de que en principio es una traducción. Parece ser que esta canción también existe en francés y en bearnés. De todas formas, el primer testimonio documentado de esta melodía data de hace más de 200 años. Siendo así, habremos de reconocerle cierta tradición entre nosotros. Por otro lado, nuestros folkloristas más reconocidos (el Padre Donostia y especialmente don Manuel Lekuona), han proclamado en más de una ocasión que Oi Bethleem! es la melodía navideña más hermosa.


Oi Bethleem!
Lapurdi, Nafarroa Beherea, Zuberoa

1.
¡Oi Bethleem!,
hoy es tu día de gloria,
¡oi Bethleem!,
pues la luz que nos llega de ti
resplandece con fulgor
iluminando todos los rincones,
¡oi Bethleem!

2.
¡Qué gran honor!
¡Así eres ensalzada!
¡Qué gran honor!
¡Qué gracia! ¡Qué favor!
Has sido elegida por el cielo
para ser la cuna de Jesús,
¡qué gran honor!

3.
Por nosotros,
un Dios todopoderoso,
por nosotros,
baja del alto cielo
y nace así nuestro amado Jesús
víctima sin tacha alguna,
por nosotros.

4.
En un pesebre
descansa el niño más rico,
¡en un pesebre!
¡Quién hubiera dicho
que habríamos de ver yaciente
al señor de cielos y tierra
en un pesebre!

5.
Con los pastores
voy hacia ti con porfía,
con los pastores,
queriendo hacer como ellos
te adoro, ¡oh Mesías!,
y te amo de todo corazón,
con los pastores.

6.
No tengo nada,
¡oh Jesús!, para ofrecerte,
no tengo nada.
Sólo un corazón de pecador
para rendirte gracias
en pago de tantos favores.
No tengo nada.